El programa de alimentación sana en las escuelas ha generado un impacto significativo en los comerciantes que dependen de la venta de alimentos en los alrededores de los planteles educativos. Durante el primer día de esta nueva política, algunos vendedores reportaron haber vendido solo el 20 % de lo que usualmente comercializan, afectando severamente sus ingresos.
Lucía Hernández Damián, quien lleva 35 años vendiendo comerciante afuera de escuelas en Ciudad del Carmen, señaló que aunque apoya la iniciativa para mejorar la alimentación infantil, la medida ha golpeado su economía y es que al día llega a vender hasta 2,700 pesos, sin embargo, esta ocasión apenas si vendió 700 pesos.
“Nos tenemos que adaptar, pero necesitamos apoyo porque muchos padres ya no nos compran. En su lugar, les preparan el lunch en casa o compran en otro lado”, expresó Hernández Damián.
Ante la desesperación, adelantó que buscará modificar los productos que vende para alinearse con la nueva normativa.
A pesar del reto, la comerciante planea seguir adelante y ofrecer opciones más nutritivas, inspirándose en propuestas del plato del buen comer que promueven en las instituciones educativas, aunque teme que no tenga la misma aceptación por parte de sus clientes y siga perdiendo sus ingresos.
Los comerciantes piden alternativas para no perder su fuente de ingresos, como incentivos o campañas que promuevan la compra de productos saludables en los negocios locales. Mientras tanto, siguen enfrentando la incertidumbre sobre el futuro de sus ventas y el sustento de sus familias.
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